miércoles, 25 de febrero de 2009

Las Crónicas Neozelandesas. Día 3: Milford Sound


Los fiordos de Nueva Zelanda no se parecen en nada a los de Noruega, ni tampoco a los de Islandia. La verdad, no sé si es esta una verdad (valga la reluctancia) objetiva, pero es mi verdad y a fin de cuentas eso es lo importante. Aquí podría perderme en divagaciones varias sobre la objetividad y la subjetividad, sobre si tiene sentido definir una verdad objetiva o incluso si existe una realidad objetiva, pienso luego existo y cómo me gusta el pisto. Pero paso (de divagaciones y de pisto, que a estas horas de la noche repite mucho).

Los fiordos de estos tres países son diferentes en la medida en que lo fueron los viajes que hasta ellos me llevaron. Islandia, 20 años, mi primer viaje solo, pagado con el primer dinero ganado. Ilusión, cosas nuevas, tanto por descubrir, fuera y dentro. Inolvidable. Noruega, acabando la carrera, el último de mis tres Interrailes, final de un ciclo, el viaje de los de siempre, Menéndez, David, con la incorporación inestimable de Óscar, que a la postre se convertiría en un fijo, mientras yo me caía de casi todas las listas. Un verano en el que tuve la oportunidad de elegir entre tres pedazos de viajes, EEUU, Croacia, al final Escandinavia, tiempos felices, antesala de tiempos que lo fueron mucho menos. Nueva Zelanda, viaje de trabajo, mi primera charla en un congreso, el primer viaje con mi padre desde hace muchos muchos años, muchas cosas ya vistas (muchas por ver), muchas a mis espaldas, tiempos extraños.

Un fiordo es un antiguo valle glaciar invadido por el mar. Refleja la ancestral pelea entre los elementos, entre el agua y la tierra (el hielo que erosiona el valle, el mar que lo invade reclamándolo como suyo), la lucha del agua consigo misma (el mar que derrite el hielo cuando este tiene la osadía de alcanzarlo).

El camino entre Te Anau y el fiordo de Milford Sound no tiene desperdicio. Bosques, lagos, cascadas. Para muestra un botón, pongo unas fotillos de los "Mirror lakes", a ver si adivináis por qué los llaman así...


Esta segunda foto es chula, eh? Aunque todavía lo es más si la ponemos....al derecho!!


Alucina vecina con los reflejos de los lagos de marras, que por otro lado, y en honor a la verdad, son una cosa bastante pequeña y bastante turística de las de párate-en-el-arcén-echa-un-par-fotos-y-sigue-tu-camino.

Después de los lagos, nos paramos unas cuantas veces más, porque como ya digo el paraje lo merecía:



Esta última la pongo por dos motivos: 1) Como prueba documental de mi presencia en Nueva Zelanda (hasta ahora he puesto muchas fotos pero yo no salgo en ninguna, así que a estas alturas muchos ya estaríais pensando que lo más cerca que he estado de Nueva Zelanda es en la página de Wikipedia) 2) Para que veáis lo buen mozo que soy (puedes estar orgullosa, mamá, un beso!)

La siguiente foto está titulada "Juan Sin miedo":


...aunque a decir verdad, no sé como se llamaba el pájaro (se lo pregunté pero no me lo dijo). El caso es que, tanto paramos, tanto paramos, que al final casi no llegamos al barco que teníamos contratado para navegar por los fiordos, y de hecho tuvimos que echar una carrera bastante seria desde el aparcamiento hasta el muelle (a alguien le suena? Budapest, Atenas...si me dieran un euro por cada ciudad en la que he tenido que correr para llegar a un sitio...pues seguiría igual de pobre, la verdad, pero por lo menos un par de cañas sí que me tomaba).

Milford Sound, Piopitahi, la octava maravilla del mundo, al menos a ojos de Rudyard Kipling. 265 metros de agua en el punto de mayor profundidad (lo cual, para un fiordo, no está nada mal) y el fiordo más visitado de Nueva Zelanda junto con Doubtful Sound, el "Fiordo Sospechoso", fiordo este en el que parece James Cook se acojonó y tuvimos que venir los españoles (si es que siempre tenemos que acabar haciéndolo todo...) a descubrirlo (al mando, eso sí -también como casi siempre- de un italiano -ay no, calla, que se me olvidaba que Colón era catalán-, en este caso Alejandro Malaspina)

[No es enfadéis conmigo desde Catalunya, sabéis que las bromas las hago con cariño ;-)]

El día, que en las fotos parece muy bonito:


fue de los peores que se recuerdan en Nueva Zelanda, en cuanto nos alejamos un poco de la orilla y nos adentramos en el fiordo, aquello se puso más negro que la boca del lobo y estuvo diluviando durante todo el tiempo, no había quien permaneciese en cubierta. Luego, de vuelta a la costa y de vuelta el solecillo. No negaré, sin embargo, que navegar por un fiordo, entre montañas, con mal tiempo tiene también su gracia, aunque la visibilidad era bastante reducida.

A lo largo del trayecto vimos cascadas varias


y en algunas el capitán, que estaba like a goat, nos metió debajo, pero literalmente!


Vale, esta era pequeñita, reconozco que no impresiona mucho...pero, jo, también nos metió en otras más grandes y nos mojamos. Que sí, que es verdad! También vimos bastantes focas:


(no hay que olvidar que la parte sur de Nueva Zelanda está a apenas 3 horas de vuelo de la Antártida) y en general, a pesar de las inclemencias climatológicas, pues la cosa estuvo bastante bien.

Para rematar el día, caminata de 3 horas hasta el Lago Marian. Ya, ya estoy viendo que alguno salta "3 horas? Ni de coña, esto como cuando Víctor nos dijo que habían hecho 10.000 km en Italia" -joder Víctor, es que ahí te sobraste macho-. Pues no creáis que no estoy preparado para acallar a los escépticos:


Toma del frasco, Carrasco. 3 horas. Y no lo digo yo, lo dice el "Departament of Conservation". El camino fue bastante sufrido, un par de rampitas, que diría Marcial, y además en medio de bosque cerrado, sin poder disfrutar de las vistas en ningún momento. Pero yo, que queréis que os diga, disfruté como un enano, este tipo de caminatas me gustan un montón. Y además, creo que el lago merecía el esfuerzo, era un sitio realmente idílico:


Esta foto, a los "Facebuqueros" ya os sonará. Y como le prometí al señor De Benito, tengo una foto (aún) bastante más bochornosa, y creo que este es exactamente el lugar y el momento de publicarla:


En efecto, se trata de la típica foto de "vamos a hacer como que me baño y quedo como un machote, pero date prisa en tirar la foto que hace un frío de pelotas". La verdad es que luego me arrepentí de no haberme bañado, igual que, seguro, me habría arrepentido (y probablemente mucho más) en caso de haberlo hecho. Es una de esas situaciones que se adaptan a la perfección a, para mi gusto, una de las mejores frases de la historia de la literatura (con permiso de Marías :p). Con esa frase, de "El extranjero" de Camus, os dejo hasta la siguiente cita con las Cróoooonicaaaas Neoooooozelandesaaaas! (tachan!)

«Si uno anda despacio, corre el riesgo de una insolación. Pero si anda demasiado aprisa, transpira y, en la iglesia, pesca un resfriado.» Tenía razón. No había escapatoria.

5 comentarios:

  1. Esto si que es comenzar bien el día! si no te lo había dicho antes te lo digo ahora, me lo paso teta leyendo tus crónicas, has conseguido que cuando alguien me pregunte si he viajado a Nueva Zelanda, me den ganas de decir que sí (es que mentir tampoco me sale), jeje. Gracias por compartir tan buenos momentos, que envidia me das, un beso!

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  2. 'Elle avait raison. Il n'y avait pas d'issue.'

    Sin duda, de las mejores, si no la mejor.

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  3. Gracias por teletransportarnos, aunque sea unos minutos, a la otra punta del mundo. Me has pegado unas ganas de viajar a Nueva Zelanda...

    Un fuerte abrazo,

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  4. "Qué fuerte, yo flipo" [Vaya modo de presentación]. Estaba curioseando blogs... no iba a dejar ningún comentario pero es que esta tarde empecé a leer el libro de Camus donde aparece esa cita y... «no había escapatoria». Siempre somos extranjeros... hasta de nosotros mismos.
    ¡Vaya paisajes!
    Saludos.

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  5. Bueno, ante todo muchas gracias por vuestros comentarios, así sí que da gusto escribir :-)

    Estela: Me alegro de que te lo pases bien con las Crónicas. Y lo de mentir es como montar en bicicleta: al principio parece imposible pero cuando coges práctica te sale natural, así que no desesperes y tu di que si que has estado en Nueva Zelanda ;-)

    Aviermen: Ya sabía yo que no me ibas a fallar con el francés! Aprovecho, que ya es hora de que lo haga, para agradecerte tu fidelidad al blog durante todo este tiempo, ya desde el primer post. Nuevamente, así da gusto escribir.

    Penkamuska: Ja, ja...estoy empezando a pensar que tal vez debería intentar hacer un trato con el gobierno neozelandés, porque al final veo que les van a llegar unos cuantos turistas gracias a mis posts. Muchas gracias por tu visita, ahora que he creado el apartado de "Blogs Amigos" y puedo ver cuando actualizas, ten por seguro que me tendrás por ahí a menudo! Abrazos!

    Vero: Hombre, qué ilusión que hayas venido y que además me hayas dejado un comentario (aunque esto último sea fruto de la casualidad, pero es que tal vez sean precisamente las casualidades las cosas que más significado tienen :-). Yo también paso anónimamente por tu blog de tanto en tanto...El extranjero lo leí hace ya algunos años en una clase de libre elección que di de literatura del siglo XX y es un libro que me encanta, creo que es difícil decir tanto en tan poco espacio. Abrazos y nos vemos por los mundos virtuales!

    A todos los que sé que me leéis o que en algún momento me habéis dicho que me habéis leído, gracias también! :-)

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