viernes, 27 de marzo de 2009

A song to keep us warm

Me pregunto si el papel siente algo cuando escribo. Si puede sentir cómo el lápiz resbala lentamente sobre su superficie. Y si ello le produce cosquillas o, por el contrario, un dolor lacerante y penoso por cada fibra que la mina arranca su paso. ¿Sentirá la taza que sostengo entre mis manos el abrazo hirviente del café?

Tal vez podría escribir más suavemente. Esperar a que el café se enfrie un poco antes de servirlo...

Me pregunto, aún más, si el papel es capaz de sentir lo que escribo, si sonreirá cuando es algo divertido o bonito, si padecerá mi desconsuelo tanto o más que yo mismo cuando las palabras caen graves y pesadas como losas. Quizá también la taza sufrirá el amargor del café, del que sólo el dulce azucar podrá redimirle.

No. No todo tiene sentido.

Te preguntas
(tal vez no)
si alguien puede sentir tu dolor.

A muchos kilómetros de distancia
alguien derrama
silenciosas
y amargas
lágrimas de celulosa

y se pregunta
si puedes
sentirle a tu lado

I hope you do.

AUDIO: Keep me warm (Ida Maria)

3 comentarios:

  1. javi, aunque muchas veces no escribamos comentarios, somos muchos los que echamos de menos tu blog! :P

    qué tal todo en las germanias? Disfrutando de más horas de sol en tu latitud?

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  2. Tengo que buscarte. Tengo que renegar de mis principios y buscarte. Esos mandamientos de piedra que dicen que no se busca, que se sale al encuentro dispuesto a dar y recibir, pero que no se busca. Esos principios que declinan el fin, y sólo hablan de medios, de paz y de amor, de verdad y esperanza. Tengo que buscarte con la certeza absoluta de que no voy a encontrarte.

    Es mi castigo por malo, malo, malísimo, por débil y cobarde, por imperfecto y cerdo. No te he perdido, porque nunca te he tenido, sin embargo, tengo que buscarte sin encontrarte hasta que sangren mis pies: tampoco supe ganarte.

    La lluvia resbala hasta encontrar territorios cóncavos donde reposar, y yo, yo sólo he sabido ser convexo, convexo y repelente.

    No supe hacer mío tu dolor, ni compartir tus alegrías, ni sonreír con tus éxitos, no supe, no supe, no supe. La pizarra me espera para copiarlo mil veces. También lo pintaré en las paredes de mi corazón, mi hogar, mi casa, para que nadie olvide que en ella vive un pobre hombre que no sabe.

    ¿Dónde están mis orejas de burro?

    p.d. perdóname Juan Ramón por el abuso de lenguaje

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  3. Jaja...bueno Joan, ya has visto que he cedido a la presión popular y vuelvo a publicar! Gracias por el apoyo, por tierras germanas todo muy bien, tiempo primaveral, pero ya solo me queda un mesecito, como pasa el tiempo!

    Dr. Flasche, gracias por tu comentario, tan poético como siempre. Ya sabes lo que opino sobre buscar: sí, hay que buscar, constantemente, pero sin una idea muy clara de lo que uno va a encontrar, aceptando por tanto lo que uno encuentra por el camino. Los principios y los mandamientos son importantes, tal vez lo más importante, pero no deberían ser rígidos como la piedra, sino más bien flexibles, aunque sin dejar de ser resistentes. El hombre es débil, cobarde e imperfecto por naturaleza. Eso no le convierte en malo malísimo, ni en cerdo, y sobre todo no se arregla a base de latigazos sobre las propias espaldas sino intentando aprender de las propias flaquezas para tratar de no incurrir nuevamente en los mismos errores.

    Ahhh...hacer nuestro el dolor, compartir las alegrias ajenas...¿acaso no pasamos la vida tratando de hacer eso, tantas veces sin éxito? Qué difícil...y ¿por fracasar en la más ardua de las tareas mereces el más severo de los castigos? En cualquier caso, conmigo al menos, no has fracasado ;-) Un abrazo amigo!

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