Yo, que soy bastante aficionado al atletismo, siempre me acuerdo de la historia de Hicham el Guerrouj, plusmarquista y tropecientas veces campeon mundial de 1500 y 5000 metros. En 1996, El Guerrouj justo acababa de empezar a dar los primeros pasos de su exitosa carrera. El año anterior habia ganado el titulo mundial de los 1500 en pista cubierta y la plata en los mundiales al aire libre, y todo ello le convertia en uno de los grandes favoritos para los Juegos Olimpicos de Atlanta. Pero en la final, en mitad de la carrera tropezó y cayó al suelo. Aunque se levantó y siguió corriendo, ya nada pudo hacer y al cruzar la meta rompió a llorar desconsolado.
Una vez en un documental sobre la vida de El Guerrouj, vi como el tipo se habia colgado en su habitación un poster gigante con la foto de la final de Atlanta. Decia que cada mañana le servia de motivacion para salir a entrenar y machacarse al máximo.
La carrera de El Guerrouj a partir de 1996 está, como digo, tan llena de éxitos que es considerado por muchos como el mejor mediofondista de la historia. Sin embargo, el oro olímpico seguía negándosele. En Sidney 2000 volvió a correr los 1500 y un error de estrategia acabó con sus opciones y tuvo que conformarse con la plata. En Atenas 2004, en su última oportunidad, decidió correr sus dos pruebas, 1500 y 5000, lo cual muchos consideraron una temeridad, dado que ambas carreras están muy juntas y prácticamente no hay tiempo para la recuperación. El Guerrouj corrió y ganó los dos oros, algo que nadie había conseguido en los últimos 80 años, desde que lo hiciera el finlandés Parvo Nurmi en 1924.
Y yo no puedo evitar pensar en ese hombre que cada mañana, durante 8 años, al levantarse de la cama lo primero que veía era una fotografía que plasmaba la mayor de sus decepciones, el momento más duro de su carrera profesional. Y la verdad, no soy capaz de imaginar lo que ese hombre pudo sentir 8 años después, cuando por fin obtuvo el premio que tanto tiempo llevaba persiguiendo. Un premio a la constancia y a la dedicación, a la capacidad de superación, al no dejarse vencer por las dificultades.
A lo largo de nuestra vida, todos nos tenemos que enfrentar con situaciones difíciles, momentos en los que las cosas no nos salen bien, que nos golpean directamente donde más nos duele. Instantes que dan al traste con todo nuestro esfuerzo o nuestras ilusiones.
No podemos prever esos momentos. No podemos elegir cuándo van a venir ni cómo nos van a afectar. Pero lo que si podemos elegir es, una vez pasado el temporal, qué hacer con ellos. Al final es uno mismo quien decide cómo le marcan las experiencias difíciles que vive. Todo se puede enfocar de diferentes maneras, y una situación difícil puede pasar a convertirse en la mayor de las motivaciones o ayudarnos de cara a afrontar mejor situaciones similares en el futuro.
Y si somos capces de hacer eso, tal vez dentro de 8 años recojamos nuestro premio. Y entonces sabremos lo que se siente.
Tiene que estar bien.
Audio: It's my party (Leslie Gore) and
Bulletproof...I wish I was (Radiohead)
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