jueves, 22 de enero de 2009

O rey o joyero



Desde el cielo todo se ve hermoso. Hermoso con la belleza de lo que uno no tiene, de lo que no contempla sino en contadas ocasiones. Parte de la hermosura estriba precisamente en el privilegio, en sentirse especial y afortunado, en la falta de costumbre. Pero, igualmente es hermoso. Viene a mi memoria una noche en Cargèse, "lo mejor de la vida es lo que no has tenido nunca. Y lo siguiente mejor, lo que tuviste una vez y perdiste", así, sin venir a cuento, después de contar el chiste del chino, el inglés y el francés (que por cierto no tenía ni puta gracia, pero hay que ver como se reían ellos), pasa una chica por delante nuestro y va el tío y me sale con esta, de improviso, sin avisar, a las bravas, los chinos son así, espontáneos e inocentes. Y sabios, porque hay que ver la frase la tela que tiene. Y es que te lo digo yo, me pongo a mirar por la ventanilla del avión y me quedo embobado, las pupilas brillantes y el alma ligera, y pienso que podría pasarme así la vida, sin hacer nada más, simplemente mirando como las capas de nubes van tiñéndose de naranja con los primeros rayos del alma (quería decir alba, pero me gusta como ha quedado), o como el morro del avión deshilacha el mar de algodón por el que navega. Y la verdad es que no, que no podría, que ni de coña, vaya. Y eso lo sabía muy bien el chino, el tío, más listo que el hambre, lo sabía y por eso me lo dijo, aunque yo no le hubiera preguntado ni me interesase su opinión. Si pudiera pasarme la vida así, no lo haría, Y no por nada, que mirar por la ventanilla es cojonudo, ya digo. Simplemente, si pudiera, ya no querría. Claro que antes que el chino, eso ya lo sabía Bécquer (¡Oh, ven, ven tú!). El otro día va Javi y me sale con que soy un Bécquer, y cuando voy y le pido más explicaciones me viene el tío con que no sabe qué quiere decir, que le pregunte a Jaime. Claro, estas cosas son muy de Jaime, me cuadró totalmente. Pero el caso es que me quedé ya preocupado, digo, a ver si va a ser algo malo o contagioso, o no tiene remedio y me quedo así para siempre. Menos mal que Jaime el tío me tranquilizó y me dijo que leyese a Baudelaire y a Rimbaud, y que rezase tres Ave Marías y me dio la absolución. En cualquier caso, estos días no pienso mucho en eso, porque hay otra cosa que me tiene más preocupado. Y es el descubrimiento, angustioso, de que los neozelandeses no conocen más que el papel higiénico de una sola capa. Y mira, sufro por ellos, que a mi me da igual, que sólo voy a estar aquí un par de semanas, pero es que esta no es manera de hacer las cosas hombre, lo felices que podrían ser, y yo les intento explicar de que va la vaina, pero nada, me miran con los ojos divertidos y cara de incomprensión como si les estuviera contando una tontería en vez de algo que les podría cambiar la vida, y además para mejor, que eso no ocurre todos los días. Y al escribir esto de la tontería he pensado, en que, como me recordó Antonio el otro día, las gambas pueden hacerse a la brasa, cocidas, al horno, al vapor, salteadas, se pueden hacer pinchos de gambas, gambas criollas, guiso de gambas, gambas fritas, rebozadas, sofritas o gambas con piña, gambas al limón, gambas con mango, con pimientos, sopa de gambas, en estofado, en ensaladas, gambas con patatas, hamburguesa de gambas y hasta sándwich de gambas. Y joder, es que el que no se consuela es por que no quiere.

Ayer tuve un deja-vu. Pero uno de la leche, vamos estoy 100% seguro de que esa conversación ya la había tenido, y por otro lado estoy 100% seguro de que no la había tenido. Hala que para conversaciones la que tuve con la que pedía pasaportes en el aeropuerto, una tia maja, a pesar de que me hizo declarar mis botas de treking como peligro biológico, y eso sin olerlas ni nada. Una tía maja, digo, hasta que me preguntó que a que iba a Nueva Zelanda...le dije que aun congreso científico, y vaya, ni que le hubiera dicho que iba a poner una bomba, a partir de entonces nada más que preguntas, que como se llamaba el congreso, que si le podía enseñar mi e-ticket, que por favor me desnudase...vale, admito que esta ultima tal vez solo pasó en mis fantasías, pero la verdad es que tampoco me habría extrañado, porque es que me puse nervioso y no daba ni una, no supe ni decirle el nombre del congreso y entre eso y las barbas de talibán que gasto últimamente no sé ni como me dejaron pasar la frontera.

Lo malo de los hablantes nativos de inglés es que te hablan como si tu fieras (también se queda así, hoy mi subconsciente está que echa humo) de Glasgow. Y uno, que no es de La Almunia de Villagodina pero poco le falta, y en caso de que tuviera que bucear alguna vez no sabe cómo se tiraría de la barca ni por qué motivo, pues claro se las ve y se las desea. Pero volvamos al deja vu, que me tiene muy preocupado, casi más que lo del papel higiénico. Y a mi que estas cosas ubernaturales siempre me han dejado un poco frío, pero es que en la conversación yo le decía a un americano que si después de todas las expectativas que había generado Obama tenía alguna opción de no decepcionar al personal, y claro, el tío me dijo que no, que no había ninguna opción (pero que por mucho que decepcione va a ser mejor que Bush), y yo fui plenamente consciente del deja vu, y me entró el tabardillo, y no porque tenga miedo de que Obama se me manifieste en la mesa de la wija, sino porque a ver si le voy a gafar, pobrecito, que tiene cara de buena persona y la semana pasada le querían quitar la Blackberrie y ahora esto, y así no se puede, no gana el hombre más que para disgustos.

Los Ángeles desde el aire también es hermoso, pero al mismo tiempo monstruoso, y como todos los monstruos da un poco de miedo. Es de lejos la ciudad más grande que he visto en mi vida, pero eso no es lo que me acongoja. Lo que me da un poco de escalofríos es el perfecto orden geométrico de la ciudad, sus cuadrículas en perfecto angulo recto, sus avenidas inacabables y paralelísimas que extienden su estela de rojo y oro hasta más allá de donde el ojo puede distinguir. Tanto orden tiene que esconder algo muy malo, o al menos eso es lo que me da por pensar, la compulsión siempre es fruto de la obsesión y por ahí vamos mal, pero mal, mal. Pero lo que si que me dio pena fue no encontrarme con Pau Gasol en el aeropuerto, yo tenia esperanzas, pero al final nada, supongo que no se enteraría de que yo hacía escala allí, claro, es que hay otros que van por Honk Kong o Sidney, si es que le tenia que haber avisado, pero es que le quería dar una sorpresa, apareciendo en el aeropuerto de improviso, pero mira, a ves las cosas no salen como uno las había planeado. Eso sí, joder como me hablaban en castellano todos los guardias, y eso antes de que yo abriese la boca ni nada. Debo llevar una seña de españolidad en alguna parte y yo no me había enterado, a ver si voy a tener un microchip o algo, que hoy en dia nunca se sabe, con todo esto de los tifídus activos y la leche con vitamina D y el sol con extra de Calcio.

Y sabéis que? Que me da por pensar que no recuerdo la última vez que hice algo bien, porque hoy he dado la charla y ha sido una castaña, pero eso no me importa y lo malo no es eso, porque yo ya sabía que iba a ser una castaña, porque yo hablo bien en público, la verdad, tampoco hay que ser falsamente modesto, aunque no mire al público ni por casualidad, que la chairwoman (y esta anecdota es real), cuando he visto el cartel de "10 minutos" me ha dicho que ya sólo me quedaban 8 y la gente se ha reido y yo me he sentido fatal, y esta segunda parte de la anécdota es falsa, pero es que me dejo llevar y es lo que tengo, mi madre que en paz descanse siempre me decía que tenía que ser escritor, y ahora va la tía y una semana entera que lleva escribiéndome desde el correo electrónico de mi padre y yo no me aclaro de con quien hablo, y me hago la picha un lío y cualquier día acabo como Norman Bates o peor, que para subir siempre hay un límite pero bajar se puede estar bajando eternamente, esto ya lo sabían los griegos, que eran muy listos, aunque no tanto como los chinos. Yo ya sabía que no me iba a ir bien, Homer, tienes que defenderte, que este no se cansa, pero claro, no había nada que hacer y yo lo sabía desde el principio. Así que no, no es eso...

Me tengo que ir, la biblioteca cierra dentro de media hora, tengo que comprar algo de cenar e ir al albergue, Arnau tenía razón, se conoce a mucha gente y son más simpáticos que los físicos (no que vosotros, que los físicos que hay por aquí, aunque la verdad es que también simpáticos, la cosa está en mi, o no, ya no lo sé, pero en albergue había un Maorí que se pasó toda la noche tocando la guitarra, incluido un "Para bailar la Bamba" que quitaba el hipo, y luego vino un chileno que estaba vestido de mujer porque esa noche había una fiesta y las chicas llevaban barba y los chicos falda, y que bien cantaba el tio, Silvio Rodriguez y Pedro Guerra y Víctor Jara y toda la pesca. Y había un francés que había terminado el doctorado y se había ido a vivir a China, así sin ningún motivo y sin saber chino, y ahora estaba viajando por el mundo y cuando terminase iba a venir a vivir a Barcelona porque tiene una empresa de no se qué que a no se quién le interesaba mucho (y me gusta saber todas estas cosas de él). Y luego había un hombre alemán de 114 años que siempre parece borracho como una cuba pero no lo debe estar, porque si no ya le habría dado algo, y acompañaba al maorí con dos cucharas que usaba a modo de castañuelas, y el tío se había comprado una bici para dar la vuelta a la isla e iba con el casco, rojo reluciente, contento como un niño con zapatos nuevos. Como un niño que mira desde la ventana del avión mientras piensa que desde el cielo todo es hermoso.

1 comentario:

  1. Si es que la gente con la fama se vuelve muy despegada. Dos noches estuve yo alojado en LA, en Melrose Avenue (que no Place) más concretamente (una de esas calles que tiene, absurdamente, 15000 números: dónde vives, en el 13500 de Sunset Boulevard, ah, pues muy bien, pero si no os saltaseis 97 de cada 100, no llegabais esos números ni de coña), y ni un triste saludo, ni de Gasol, ni de Longoria, ni de Will Smith, que para más inri a la semana siguiente se fue a cantarle el Torito Bravo a Pablo Motos.

    En fin. Espero que Lomu, Maertens, Carter, Rockococko y compañía no te hagan lo mismo y por lo menos te firmen una camisetilla. Si les pillas de buen humor, a ver si pueden firmar dos, diles que tienes un amigo que es muy aficionado...

    Saludos cordiales al nuevo recórdman de Este, recórdman de Oeste.

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